Hace algunas semanas Twitter fue hackeado y aparecieron algunos mensajes en cuentas como las de Barack Obama o Elon Musk que alertaron a la mayoría de usuarios de la famosa red social. Esos tuits, que dirigían a una estafa, pudieron ser publicados en cuentas de lo más influyentes, donde se congregan millones de seguidores y que, en teoría, deberían estar más vigiladas que las demás. Eso demostró que redes sociales de tanto impacto como las archiconocidas Twitter, Facebook o Instagram pueden llegar a ser hackeadas y pueden tener crisis de seguridad que, a la postre, afectan a la intimidad del usuario medio que sigue a esas cuentas tan influyentes a lo largo y ancho de la sociedad.
Hoy en día, la gente está mucho más preocupada por la seguridad de sus cuentas y de sus datos personales, por todo aquello que puede beneficiar a terceros y, a la postre, perjudicar al usuario. Es por eso que cada vez más los servicios online se preocupan por determinar unos parámetros de seguridad limitados para dar una sensación de protección al usuario, que al final está dando muchos datos a medida que navega por Internet o por aplicaciones online. Sin ir más lejos, uno de los grandes factores que hicieron que Telegram se impusiera en algunos canales respecto a WhatsApp fue, precisamente, su seguridad, y la confirmación de que las conversaciones no se vendían a terceros.
Otros servicios de pago, por ejemplo en la adquisición de películas o series en streaming como Netflix o HBO se esfuerzan en garantizar la máxima seguridad durante los pagos, y lo mismo ocurre en servicios de videojuegos como Steam o PlayStation Store, que también ha tenido fugas de datos a lo largo de los últimos años. Es por eso que es habitual que ahora, en Internet, aparezcan servicios como redes sociales que garantizan el cifrado de las conversaciones o servicios que adoptan las siglas HTTPS en sus URL para garantizar la seguridad del usuario. En el mundo del entretenimiento se está siguiendo el mismo camino, y es que las plataformas de streaming de juegos o películas como las antes mencionadas Steam o Netflix, o incluso otros tipos de ocio dedicados a los jugadores como las salas de bingo 100% seguras, cada vez más populares en la red debido al creciente entretenimiento desde casa, están poniendo sus esfuerzos para que el jugador se sienta seguro mientras adquiere servicios o navega por las diferentes páginas web.
Esa misma tendencia a observar todo aquello que ocurre en la red es lo que puede llegar a suponer un cambio en cuanto al uso de las redes sociales que, hasta el momento, copaban la mayor parte del tiempo de la gente. Podría ser que, a lo largo de los próximos años, ocurriera un cambio drástico, y que plataformas como Instagram, Facebook o Twitter dejaran de ser los referentes en cuanto a contenido social e información general. Debido a la suma importancia de la seguridad online, y a que el usuario cada vez está más preocupado por ese tipo de inconveniencias, otras plataformas podrían dar un paso adelante y convertirse en las herramientas de Internet del futuro. Una nueva startup española llamada ‘Launchyoo’ ya ha dado los primeros pasos para posicionarse como una nueva red social completamente pensada para el usuario, sin intermediarios y sin algoritmos, con el fin que el usuario vea aquello que él quiere ver, no lo que las empresas publicitarias decidan que vea.
Esto podría suponer un nuevo paradigma social que cambiaría las reglas del juego; eso sí, hay que tener en cuenta que el poder de empresas como Facebook es muy grande y que el volumen de personas que integran ahora esas redes sociales es enorme. Podría ser que el cambio fuera paulatino, pero también podría suceder que un cambio drástico en la forma en cómo concebimos las redes sociales convirtiera nuestro tiempo en Internet en algo completamente distinto en un futuro no muy lejano.
